lunes, 4 de octubre de 2010

Traicion.


La traición se esconde detrás de la clandestinidad, se engañan los sentidos y se van perdiendo los segundos, se pierden con cada quien en su sitio, un amante sufre y el otro lo disfruta y el otro también; todo se reduce a un orgasmo sin sabor y a dos con un dulce detalle, pero no se pierde nada si no se ama.

La traición duele, lastima, pero los ojos que no ven no sienten, y tal parece que nos gusta el juego al que nos ínsita la traición, somos las piezas del rompecabezas con las orillas redondas o cuadradas, pero siempre con el filo de ambos lados, nos causan dolores y causamos dolores, nos traicionamos nosotros solos, no hay culpables solo responsables.

La creencia en las “mentiras piadosas” arroja nuestros valores por la borda, engaña a nuestra inteligencia (si es que la hay), somos consientes de nuestra inconsciencia. Todo es traición y todo nos traiciona; “no hay peor traicionero más que el que vive dentro de nosotros”, cuidémonos de él.

Me doy cuenta de que la traición es la intima amante del perdón y entre ellos dos se encuentra un frustrado amor, olvidado, inexistente; el amor se sienta a llorar mientras la traición y el perdón derrapan sobre las curvas del deseo, ese es el pacto. Me voy con la traición y regreso aquí, contigo con un ramo de perdón y tus labios vuelven a ceder a mi favor, sin razón, por costumbre y ya sin amor, y este es el circulo vicioso que giramos los tres o más.

“Traición es buscar escapar de lo no amado para encontrar lo no deseado”.

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