miércoles, 29 de septiembre de 2010

Solo quiero un beso.


No nos queda más que solo recuerdos, las historias se hacen cortas (la tuya y la mía) y los besos se escapan en el viento como si fueran mariposas en invierno.

Observa esta luna que pongo entre tus manos, ella es mi testigo, es la que me ha visto morir cada noche, la que me ve suplicar y pedir por ti.

Aun me queda este amor que se quema con cada letra de tu nombre, me quedan aun besos que no se han convertido en cenizas, me queda tanto por ti, para ti.

Quedan tantas noches sin pasar, quedan tantos días por llegar, me muero sin ti, sin tus labios y tus ojos, eres mi eterna necesidad, no entiendo las horas sin ti, no entiendo, no entiendo a la vida en soledad, me falta esa gran parte que representas tu.

Esta soledad no se acaba con nada, solo tú puedes salvarme del infierno, no te vayas, no me abandones, no dejes que la tristeza me vuelva su prisionero, quédate aquí, no dejes que estas noches me sigan asesinando, abrázame en tus sueños, abrázame hoy; tú eres mi locura, la fe y mi esperanza, lo que sostiene a mis pies sobre el universo.

Prominentes heridas nacen en mis rodillas, en mis ojos cansadas gotas que ruedan hasta morir en mis mejillas, no acepto el paraíso sin ti.

Si no me queda ya nada, más que los recuerdos, no me importa asesinar a mi memoria y enterrarla en el fondo de mi corazón, si ya no he de volver a verte a pesar de mis suplicas esto es lo que hoy diré; solo quiero un beso…

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