sábado, 11 de septiembre de 2010

Tiempos rotos.


Fue entonces cuando su presencia invadió su mirada y se hizo parte de sus pensamientos.


Jamás hubiera imaginado lo que el destino le tenía preparado, era que la vida comenzaba a conspirar y el destino tejía sus redes. Las noches y los días siguieron su paso, lento y en ocasiones más rápido, hasta que se volvieron a encontrar, es una ciudad pequeña y cuando las suerte está de su lado las palabras salen solas, en este caso un café se hizo cómplice esa tarde; fue impresionante como se apagaron las voces de la ciudad para que él solo escuchara la dulce voz de ella.

Fue ahí cuando los sentimientos comenzaron a surgir en un mismo ritmo, era mágico ver como sus miradas jugaban el mismo juego y sus sonrisas compartían los mismos destellos de alegría, era el mismo idioma y la misma sintonía, todo parecía perfecto, es cuando las palabras se convierten en miradas, miradas tiernas llenas de un sentimiento mutuo.

Esa tarde todo quedo en una taza de café compartida, en una atmosfera de intimidad sincera. Llego el momento de despedirse y un beso en la mejilla se convirtió en una caricia llena de una sublime ternura, el corazón de él era sencillamente una luna en medio de dos mares, ambos corazones sintieron que habían encontrado a su parte extraviada, fue una emoción mutua, fue la mejor tarde de sus aun cortas vidas; en una pequeña ciudad dos almas encontraban a su contraparte en una sola tarde, era más que amor a primera vista, basto solo un par de miradas, una taza de café y una plática titubeante por la emoción y la timidez; se empezó a construir un amor sin un porque, sin entender como la vida y el destino conspiraban desde la primera mirada hasta llegar a encontrarse en aquella tarde.

Caminaba el paso de los días, el pensamiento de él llegaba hasta la luna y regresaba lleno de ella todo en cuestión de segundos. Despertaba con una sonrisa en sus labios, era vivir intensamente, era soñar con lo inimaginable; los pensamientos de ella estaban en la misma sintonía, iban encaminados a la luz de un amor tímido, puro y sincero.

Nadie se atrevía a decir algo, las miradas bastaban para profesarse todo lo que sentían, un amor mágico.

El tiempo es incuestionable e inalterable y las ganas de volverla a ver crecían con cada segundo, con cada respiro, pero el tiempo se partió y vivían de lejos ese amor de una tarde que los unía y los separaba. No era fácil poder soportar no verla, las tardes se hacían eternas y las noches ya no eran para dormir, algo no andaba bien, él estaba enamorado pero ella se encontraba distante, ahora si el tiempo estaba roto, fue como si la magia se hubiera esfumado por los aires, como si el encanto hubiera decidido escaparse por la puerta grande de sus almas.

Él insistía, solo quería verla, platicar con ella su amiga fiel y poder decirle todo lo que ahogaba su pecho, pero ya había alguien más en su vida, alguien de siempre.

No paso tanto el tiempo para que el destino volviera a interponerse en sus caminos, pero esa noche fue diferente, no hubo taza de café, salieron los sentimientos reprimidos, se perdió la timidez de tiempos atrás y sus bocas se juntaron (todo puede suceder cuando dos bocas se juntan), el amor se convirtió en deseo y en cuestión de minutos la noche tomo otro color, más intenso, desaparecieron de la noche y sus ropas dejaron de cubrir la desnudes de sus cuerpos y en un vaivén de caricias y besos el deseo fundió ese par de almas y volvió de nuevo el tiempo y se acomodo y se volvió cómplice de dos siluetas que se encontraron solo por aquella noche.

Todo quedo en un par de recuerdos nocturnos puesto que dos vidas diferentes siempre estarían compartiendo el tiempo roto de ambos, doloroso pero cierto, cada quien tenía una vida en otro lado; ella con alguien más.

¿El tiempo era cómplice o verdugo? ¿Los acercaba o los alejaba? ¿Era adrede o en su contra? ¿Era amor o simple deseo? Bastaba saber que ya no se podían olvidar aunque ella estuviera con otro y él no quisiera pensar en ella.

No había final feliz y por su mente solo pasaba ser un suicida inevitable, solo quería asesinar su amor desesperadamente cierto. Jamás lo logro, solo quedo en medio siendo un amante de ocasión.

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