sábado, 4 de septiembre de 2010

Te necesito.


Me queda claro que ya no estás, que ya te fuiste y que es posible que jamás nuestras miradas vuelvan a cruzar el espacio que se perdió entre cada amanecer de tu vida y la mía.

Me queda claro que tus pasos lo dirigiste sobre otra dirección y que pusiste tus ojos en otros horizontes; que no queda ni recuerdo de mí en tu pensamiento que en algún momento de mi vida se ocupo tan solo con mí ser y mí sentir.

Me queda claro que ahora las noches son más largas y mi olvido se volvió invisible, que mis manos acostumbradas no les quedara otra cosa que el aprender a vivir sin ti, sin tu calor de verano, sin tu frio de invierno; y que a mis labios no les espera más que el ir muriendo de soledad al permanecer sin tu aliento.

Hoy solo me queda el dormir intensamente para encontrarte en mis sueños, callados, vacios, llenos de la bruma que no me permite ver tu rostro, mas sin embargo me conformo estúpidamente con lo que quedo de tu figura en mis flojas ilusiones.

Me queda claro eso y muchas cosas más; me queda claro que puede se esto lo último que me quede para ti, lo último que escribiré para el bello ser que eres tú.

Pero más claro me queda que te necesito, que te necesito como el ingrediente más indispensable de mi vida, aun más que el aire y el agua; pues sin ti el aire se vuelve agua y viceversa, no puedo vivir.

Me queda claro que la vida se fue contigo, se fue cuando tus ojos no volvieron a ver los míos, cuando tus manos soltaron mis manos, cuando tus labios ya no se plantaron ante los míos, pero aun mas cuando tus labios dejaron de repetir mi nombre.

Me queda claro al ciento por ciento que te necesito infinitamente.

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