lunes, 30 de agosto de 2010

Morir por amor.


Mi vida cayó en tus manos y mi corazón vivía por ti, mis noches fueron tuyas, sin importar todo te lo di; mi amor llego al punto infinito, tus besos me robaron el aliento, tus manos dibujaron palmo a palmo silentes caricias y tus besos construyeron las veredas de besos en mi cuerpo; la vida estaba completa.

Un día esperándote, ya no regresaste, la vida cambio, mis ojos se cansaron de llorar, las lagrimas ahogaban mi garganta y mi almohada se convirtió en un mar donde naufrague miles de noches, mi vida se derrumbo, las noches se hicieron eternas y los días dejaron de existir, no quedo nada, se redujo a un triste desierto, solo. La pena consumió a mi cuerpo y a mi corazón; se deterioro mi alma.

El silencio trajo consigo a la soledad e inundo mi habitación, fue ahí que comencé a morir por amor necesariamente.

Bajo mis ojos se reflejaba una inmensa sombra de ausencia, moría lenta y dolorosamente, y gritaba al cielo mi desesperación, era inútil, jamás regresarías, habías abandonado cada centímetro de mi vida, que absurda vida, que absurdo haberte amado.

Morí de amor pero jamás enterré a mi corazón, enterré tus recuerdos y olvide tu amor; alguien más tomo mi mano y alivio mi corazón, te borraste de mis días y una vida más entendió que si es posible morir por amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario