viernes, 20 de agosto de 2010

Noche.


El reflejo de la luna se confundió con tu mirar, el manto de la noche azul cubrió por completo una ciudad que se apago temprano; en el cielo el vaivén de estrellas se hizo presente y todo fue siendo perfecto, te viste en mis ojos y tu sonrisa se robo mis suspiros, la noche se quedo en silencio y solo se escucho tu voz, tomaste mi mano y bese tu frente, es difícil describir mi emoción, viví la vida perdida que algún día se escapo por el fondo de un bolsillo roto.
Ahí comenzó una historia, una ilusión, un sueño, en un solo abrazo mi corazón de nuevo empezó a latir. El tiempo seguía su paso y la luna se quedo dormida, fue así, que solo tus ojos iluminaron esa noche, la mejor noche de mi apenas afortunada vida; no fue coincidencia haberte encontrado, fue más que buena suerte, era parte del destino, fue conspiración de la vida que empezó a tejer y a buscar un momento entre miles de ellos, sujeto nuestras manos y nos llevo a ese lugar, nos arrastro a la corriente que desemboco en esa noche.
Eres tú la mujer de la mirada inmensa, profunda como un anochecer, difícil de olvidar, la que roba mis suspiros y penetra mis sueños. La mujer infinita del cielo, la que jamás soñé encontrar, la que no busque y sola llego; ya no existe nada, solo tú.
Una sola noche me es suficiente, bendita noche, ya no puedo olvidarte fácilmente, ya no, princesa de mis sueños hechos realidad, bendita realidad, bendita mujer, necesidad absoluta, noche eterna, sin fin; ¿que me diste que no puedo dejar de pensar en ti?
Esta noche solo quiero dormir para poder encontrarte en mis sueños prófugos que van en busca de ti, ya mañana esperare a que el destino y la vida tengan reservada una noche más para los dos, para volver a tomar tu mano y poder robarte un beso mas.

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